¡Aleluya! Cristo ha resucitado
  ¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!
  
  Invitatorio y Salterio
  
  Señor, abre nuestros labios.
  Y nuestra boca proclamará tu alabanza.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: 
  como era en el principio, ahora y siempre, 
  por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!
  
  ¡Aleluya! Es verdad, el Señor ha resucitado: vengan y adorémosle. ¡Aleluya!
  
  Cristo Nuestra Pascua    Pascha nostrum
  Corintios 5:7-8; Romanos 6:9-11; Corintios 15:20-22
  
  ¡Aleluya!
  Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros. *
  ¡Celebremos la fiesta!
  No con la vieja levadura, la levadura de malicia y de maldad, *
  sino con el pan ázimo de sinceridad y verdad. ¡Aleluya!
  
  Cristo, siendo resucitado de los muertos, ya no muere; *
  la muerte ya no tiene señorío sobre él.
  Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, *
  mas su vida es un vivir para Dios.
  Así también ustedes, considérense muertos al pecado, *
  pero vivos para Dios en Jesucristo nuestro Señor.
  ¡Aleluya!
  
  Cristo ha sido resucitado de los muertos, *
  primicia de los que durmieron;
  Porque habiendo venido por un hombre la muerte, *
  también por un hombre vino la resurrección de los muertos.
  Pues así como en Adán mueren todos, *
  así también en Cristo todos serán vivificados. ¡Aleluya!
  
  Salmo 5
  Escucha, oh Señor, mis palabras; *
  considera mi gemir.
  Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, *
  porque a ti suplico.
  Oh Señor, de mañana oirás mi voz; *
  de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré;
  Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; *
  el malo no habitará junto a ti.
  No estarán los jactanciosos delante de tus ojos; *
  aborreces a todos los que obran iniquidad.
  Destruirás a los que hablan mentira; *
  al hombre sanguinario y engañador, tú abominas, oh Señor.
  Mas yo, por la abundancia de tu misericordia, entraré en tu casa; *
  adoraré hacia el santo templo en tu temor.
  Guíame, oh Señor, en tu justicia, a causa de mis enemigos; *
  endereza delante de mí tu camino;
  Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; *
  sus entrañas son maldad;
  Sepulcro abierto es su garganta; *
  con su lengua hablan lisonjas.
  Castígalos, oh Dios; *
  caigan por sus mismos consejos.
  Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, *
  porque se rebelaron contra ti.
  Pero alégrense todos los que en ti confían; *
  den voces de júbilo para siempre;
  Porque tú los defiendes; *
  en ti se regocijen los que aman tu Nombre;
  Porque tú, oh Señor, bendecirás al justo; *
  como con un escudo lo rodearás de tu favor.
  
  Salmo 6
  Oh Señor, no me reprendas en tu enojo, *
  ni me castigues con tu ira.
  Ten misericordia de mí, oh Señor, porque estoy debilitado; *
  sáname, oh Señor, porque mis huesos se estremecen.
  Mi alma también está muy turbada; *
  y tú, oh Señor, ¿hasta cuándo?
  Vuélvete, oh Señor, libra mi vida; *
  sálvame por tu misericordia;
  Porque en la muerte no hay memoria de ti; *
  en el sepulcro, ¿quién te alabará?
  Me he consumido a fuerza de gemir; *
  todas las noches inundo de llanto mi lecho,
  riego mi cama con mis lágrimas.
  Mis ojos están gastados de sufrir; *
  se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
  Apártense de mí, todos los hacedores de iniquidad; *
  porque el Señor ha oído la voz de mi llanto.
  El Señor ha oído mi ruego; *
  ha recibido el Señor mi oración.
  Se avergonzarán y se turbarán todos mis enemigos; *
  se volverán y serán avergonzados de repente.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Las Lecciones
  
  Daniel 2:1-16
  El año décimo de su reinado, Nabucodonosor tuvo un sueño que lo perturbó  hasta el punto de no dejarlo dormir. El rey ordenó convocar a los  magos, adivinos, brujos y astrólogos para que le explicaran el sueño que  había tenido; vinieron y se presentaron ante el rey.
  El rey les dijo: «He tenido un sueño y no me quedaré tranquilo hasta que sepa lo que ese sueño significa».
  Los astrólogos dijeron al rey: «¡Que viva el rey eternamente! Cuéntales a  tus servidores el sueño y te daremos su interpretación». Pero el rey  respondió a sus magos: «Esto es lo que he decidido: Si ustedes no me dan  a conocer el sueño y su explicación, serán hecho pedazos y sus casas  serán destruidas. Pero si me dan a conocer el sueño y su explicación,  recibirán de mí obsequios, regalos y grandes honores. Pues bien,  cuéntenme el sueño y denme su explicación». Tomaron nuevamente la  palabra y dijeron: «El rey tiene que contar el sueño a sus servidores  para que en seguida se lo expliquemos». Pero el rey les dijo: «Bien veo  que ustedes sólo buscan ganar tiempo porque ya saben que mi decisión  está tomada. Si no me dan a conocer el sueño, todos ustedes serán  ejecutados. De lo contrario, ustedes se pondrán de acuerdo para decirme  cosas inventadas y engañosas mientras el tiempo pasa; cuéntenme pues el  sueño y así sabré si son capaces de interpretarlo». Los astrólogos  respondieron al rey: «No hay nadie en la tierra que pueda hacer lo que  el rey pide. Ningún rey, por grande y poderoso que haya sido, le ha  pedido semejante cosa a alguno de sus magos, adivinos o astrólogos. El  rey pide demasiado; sólo los dioses pueden satisfacer esa exigencia del  rey, pero ellos no se encuentran en el mundo de los mortales».
  Entonces el rey se enojó de tal manera, y fue tanto su furor que ordenó  ejecutar a todos los sabios de Babilonia. Se publicó la orden de  ejecución de los sabios y fueron a buscar a Daniel y a sus compañeros  para llevarlos al patíbulo. Entonces Daniel habló con sabiduría y  astucia a Aryok, el jefe de los verdugos del rey que había salido para  ejecutar a los sabios de Babilonia, y le preguntó: «¿Por qué el rey dio  esta orden con tanta prisa?» Aryok explicó a Daniel lo que pasaba.  Daniel fue entonces a decirle al rey: «Concédeme un plazo y te daré la  explicación del sueño».
  
  Cántico de Alabanza    Benedictus es, Domine
  Daniel (dc) 3:26, 52-56
  
  Bendito eres tú, Señor Dios de nuestros padres; *
  digno de alabanza, eres bendito.
  Bendito el fulgor de tu santo Nombre, *
  alabado y exaltado sobre todo para siempre.
  Bendito eres en el templo de tu santa gloria, *
  en el trono de tu reino eres bendito.
  Bendito eres, sentado sobre querubines, *
  alabado y exaltado sobre todo para siempre.
  Bendito tú, que sondeas los abismos; *
  en la bóveda celeste eres bendito.
  Bendito tú: Padre, Hijo y Espíritu Santo, *
  alabado y exaltado sobre todo para siempre.
  
  1 Juan 2:1-11
  Hijitos míos, les he escrito esto para que no pequen; pero si uno peca,  tenemos un defensor ante el Padre, Jesucristo, el Justo. El es la  víctima por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los  del mundo entero. Vean cómo sabremos que lo conocemos: si cumplimos sus  mandatos. Si alguien dice: «Yo lo conozco», pero no guarda sus mandatos,  ése es un mentiroso y la verdad no está en él. En cambio, si uno guarda  su palabra, el auténtico amor de Dios está en él.
  Y vean cómo conoceremos que estamos en él: si alguien dice: «Yo  permanezco en él», debe portarse como él se portó. Hijos queridos, no  les escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, el que  ustedes tenían desde el comienzo; este mandamiento antiguo es la palabra  misma que han oído. Y, sin embargo, se lo doy como un mandamiento  nuevo, que se hace realidad tanto en ustedes como en Jesucristo; ya se  van disipando las tinieblas y brilla la luz verdadera. Si alguien piensa  que está en la luz mientras odia a su hermano, está aún en las  tinieblas.
  El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causas de  tropiezo. En cambio, quien odia a su hermano está en las tinieblas y  camina en tinieblas; y no sabe adónde va, pues las tinieblas lo han  cegado.
  
  Cántico al Cordero    Dignus es
  Apocalipsis 4:11; 5:9-10, 13
  
  Digno es, Señor nuestro Dios, *
  atribuirte la gloria, el honor y el poder;
  Porque tú has creado el universo, *
  y por tu voluntad existió y fue creado.
  Y digno es atribuir lo mismo a ti, Cordero inmolado, *
  porque con tu sangre compraste para Dios,
  De toda raza, lengua, pueblo y nación, *
  un reino de sacerdotes para servir a nuestro Dios.
  Por tanto, al que está sentado en el trono, *
  y a Cristo el Cordero,
  Sean adoración y honor, gloria y señorío, *
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Credo de los Apóstoles
  Creo en Dios Padre todopoderoso,
  creador del cielo y de la tierra.
  Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
  Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
  y nació de la Virgen María.
  Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
  Fue crucificado, muerto y sepultado.
  Descendió a los infiernos.
  Al tercer día resucitó de entre los muertos.
  Subió a los cielos,
  y está sentado a la diestra de Dios Padre.
  Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
  Creo en el Espíritu Santo,
  la santa Iglesia católica,
  la comunión de los santos,
  el perdón de los pecados,
  la resurrección de los muertos,
  y la vida eterna. Amén.
  
  Plegarias
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  Porque tuyo es el reino,
  tuyo es el poder,
  y tuya es la gloria,
  ahora y por siempre. Amén.
  
  A
  Señor, muéstranos tu misericordia;
  Y concédenos tu salvación.
  Reviste a tus ministros de justicia;
  Que cante tu pueblo de júbilo.
  Establece, Señor, la paz en todo el mundo;
  Porque sólo en ti vivimos seguros.
  Protege, Señor, a esta nación;
  Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.
  Que se conozcan en la tierra tus caminos;
  Y entre los pueblos tu salvación.
  Señor, que no se olvide a los necesitados;
  Ni se arranque la esperanza a los pobres.
  Señor, crea en nosotros un corazón limpio;
  Y susténtanos con tu Santo Espíritu.
  
  Dios todopoderoso y eterno, que en el misterio Pascual has establecido  el nuevo pacto de la reconciliación: Concede a todos los que nacen de  nuevo en la comunión del Cuerpo de Cristo que manifiesten en sus vidas  lo que por fe profesan; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina  contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.  Amén.
  
  Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida  eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes  siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados  en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el  poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
  
  Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel  madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo  salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo  nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y  amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.
  Puede seguir intercesiones y acciones de gracias
  
  Oración de San Juan Crisóstomo
  Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento,  a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado  Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre,  tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y  peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el  conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.
  
  La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del  Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14
  
  
  Oficio para el Mediodía
  
  Oh Dios, dígnate librarnos.
  Señor, apresúrate a socorrernos.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el  principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.  ¡Aleluya!
  
  Salmo 121   Levavi oculos
  Levanto mis ojos a los montes; *
  ¿de dónde vendrá mi socorro?
  Mi socorro viene del Señor, *
  que hizo los cielos y la tierra.
  No permitirá que resbale tu pie, *
  ni se dormirá el que te guarda.
  He aquí, el que guarda a Israel *
  no se adormecerá ni dormirá.
  El Señor es tu guardián, *
  el Señor es tu sombra a tu diestra.
  El sol no te hará daño de día, *
  ni la luna de noche.
  El Señor te guardará de todo mal; *
  él guardará tu vida.
  El Señor guardará tu salida y tu entrada, *
  desde ahora y para siempre.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;  he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos  reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la  reconciliación. 2 Corintios 5:17-18
  Demos gracias a Dios.
  
  Señor, ten piedad.
  Cristo, ten piedad.
  Señor, ten piedad.
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  
  Señor, escucha nuestra oración;
  Y llegue a ti nuestro clamor.
  
  Bendito Salvador, en esta hora colgabas en la cruz, extendiendo tus  brazos amorosos: Concede que todos los pueblos de la tierra miren hacia  ti y sean salvos; por tu entrañable misericordia. Amén.
  
  Se puede ofrecer intercesiones libres.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.