Ascienda mi oración como incienso ante tu presencia, el alzar de mis manos como el sacrificio vespertino. Salmo 141:2
  
  Confesión de Pecado
  Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por  pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos  dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a  nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos  arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y  perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus  caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.
  
  Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros  pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y  por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.
  
  Oh Dios, dígnate librarnos.
  Señor, apresúrate a socorrernos.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el  principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.  ¡Aleluya!
  
  Luz Alegrante   Phos hilaron
  Luz alegrante,
  claridad pura del sempiterno Padre celestial,
  Jesucristo, santo y bendito:
  
  Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,
  y nuestros ojos miran la luz vespertina,
  te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,
  Hijo y Espíritu Santo.
  
  Digno eres de ser alabado en todos los tiempos
  con voces gozosas,
  oh Hijo de Dios, Dador de la vida;
  por tanto te glorifica el universo entero.
  
  Salmo 33
  Alégrense, justos, en el Señor; *
  a los rectos es conveniente la alabanza,
  Celebren al Señor con arpa; *
  táñanle con salterio y decacordio.
  Cántenle canción nueva; *
  toquen la trompeta con destreza;
  Porque recta es la palabra del Señor, *
  y toda su obra es hecha con fidelidad.
  El ama justicia y juicio; *
  de la misericordia del Señor está llena la tierra
  Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, *
  y el ejército de los cielos por el aliento de su boca.
  El junta como en un odre las aguas de la mar; *
  él pone en depósitos los abismos.
  Tema al Señor toda la tierra; *
  teman delante de él todos los habitantes del mundo
  Porque él dijo, y fue hecho; *
  él mandó, y existió.
  El Señor hace nula la voluntad de las gentes, *
  y frustra las maquinaciones de los pueblos.
  Pero la voluntad del Señor permanece para siempre, *
  los designios de su corazón por todas las generaciones.
  Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor; *
  bienaventurado el pueblo que él escogió para sí.
  Desde el cielo mira el Señor, *
  y ve a todos los seres humanos.
  Desde el lugar de su morada observa *
  a todos los moradores de la tierra.
  El formó el corazón de todos ellos; *
  atento está a todas sus obras.
  El rey no se salva por la multitud del ejército, *
  ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
  Vano para salvar es el caballo; *
  la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
  He aquí el ojo del Señor sobre los que le temen, *
  sobre los que esperan en su misericordia;
  Para arrancar sus vidas de la muerte, *
  y para sustentarles en tiempo de hambre.
  Nuestra alma espera al Señor; *
  nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
  Por tanto en él se alegra nuestro corazón, *
  porque en su santo Nombre confiamos.
  Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros, *
  según ponemos nuestra confianza en ti.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  1 Samuel 12:1-5
  Samuel dijo a todo Israel: «Los he atendido en todo lo que me han pedido  y les he dado un rey. Pues bien, que el rey se encargue ahora de los  asuntos de ustedes, porque yo ya soy viejo, tengo blancos los cabellos, y  mis hijos están ahora con ustedes. Desde mi juventud y hasta el día de  hoy he ido al frente de ustedes; digan, pues, y atestigüen ante Yavé y  ante su elegido si he tomado el buey o el burro de alguno de ustedes.  ¿Le he robado a alguien o lo he maltratado? ¿He aceptado algún regalo  para callarme con respecto a la conducta de tal o cual? Estoy listo a  devolverlo». Todos respondieron: «Tú nunca nos has maltratado, nunca le  has robado a nadie ni has aceptado regalo de la mano de nadie». Samuel  les dijo: «Pues bien, Yavé es testigo y el que acaba de ser elegido  puede atestiguarlo ahora: ustedes no tienen nada de qué reprocharme». Le  respondieron: «Ellos son testigos».
  
  Cántico de María    Magnificat
  San Lucas 1:46-55
  
  Proclama mi alma la grandeza del Señor,
  se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *
  porque ha mirado la humillación de su esclava.
  Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *
  porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
  su Nombre es santo.
  Su misericordia llega a sus fieles, *
  de generación en generación.
  El hace proezas con su brazo; *
  dispersa a los soberbios de corazón.
  Derriba del trono a los poderosos, *
  y enaltece a los humildes.
  A los hambrientos los colma de bienes, *
  y a los ricos despide vacíos.
  Auxilia a Israel, su siervo, *
  acordándose de la misericordia,
  Como lo había prometido a nuestros padres, *
  en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Hechos de los Apóstoles 20:17-35
  Debido a eso, desde Mileto Pablo envió un mensaje a Efeso para convocar a  los presbíteros de la Iglesia. Cuando ya estuvieron a su lado, les  dijo: «Ustedes han sido testigos de mi forma de actuar durante todo el  tiempo que he pasado entre ustedes, desde el primer día que llegué a  Asia. He servido al Señor con toda humildad, entre las lágrimas y las  pruebas que me causaron las trampas de los judíos. Saben que nunca me  eché atrás cuando algo podía ser útil para ustedes. Les prediqué y  enseñé en público y en las casas, exhortando con insistencia tanto a  judíos como a griegos a la conversión a Dios y a la fe en Jesús, nuestro  Señor. Ahora voy a Jerusalén, atado por el Espíritu, sin saber lo que  allí me sucederá; solamente que en cada ciudad el Espíritu Santo me  advierte que me esperan prisiones y pruebas. Pero ya no me preocupo por  mi vida, con tal de que pueda terminar mi carrera y llevar a cabo la  misión que he recibido del Señor Jesús: anunciar la Buena Noticia de la  gracia de Dios. Ahora sé que ya no me volverán a ver ustedes, entre  quienes pasé predicando el Reino. Por eso hoy les quiero declarar que no  me siento culpable si ustedes se pierden, pues nunca ahorré esfuerzos  para anunciarles plenamente la voluntad de Dios. Cuiden de sí mismos y  de todo el rebaño en el que el Espíritu Santo les ha puesto como obispos  (o sea, supervisores): pastoreen la Iglesia del Señor, que él adquirió  con su propia sangre. Sé que después de mi partida se introducirán entre  ustedes lobos voraces que no perdonarán al rebaño. De entre ustedes  mismos surgirán hombres que enseñarán doctrinas falsas e intentarán  arrastrar a los discípulos tras sí. Estén, pues, atentos, y recuerden  que durante tres años no he dejado de aconsejar a cada uno de ustedes  noche y día, incluso entre lágrimas. Ahora los encomiendo a Dios y a su  Palabra, portadora de su gracia, que tiene eficacia para edificar sus  personas y entregarles la herencia junto a todos los santos. De nadie he  codiciado plata, oro o vestidos. Miren mis manos: con ellas he  conseguido lo necesario para mí y para mis compañeros, como ustedes bien  saben. Con este ejemplo les he enseñado claramente que deben trabajar  duro para ayudar a los débiles. Recuerden las palabras del Señor Jesús:  «Hay mayor felicidad en dar que en recibir.»
  
  Cántico de Simeón    Nunc dimittis
  San Lucas 2:29-32
  
  Ahora despides, Señor, a tu siervo, *
  conforme a tu palabra, en paz.
  Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *
  a quien has presentado ante todos los pueblos:
  Luz para alumbrar a las naciones, *
  y gloria de tu pueblo Israel.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Credo de los Apóstoles
  Creo en Dios Padre todopoderoso,
  creador del cielo y de la tierra.
  Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
  Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
  y nació de la Virgen María.
  Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
  Fue crucificado, muerto y sepultado.
  Descendió a los infiernos.
  Al tercer día resucitó de entre los muertos.
  Subió a los cielos,
  y está sentado a la diestra de Dios Padre.
  Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
  Creo en el Espíritu Santo,
  la santa Iglesia católica,
  la comunión de los santos,
  el perdón de los pecados,
  la resurrección de los muertos,
  y la vida eterna. Amén.
  
  Plegarias
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  Porque tuyo es el reino,
  tuyo es el poder,
  y tuya es la gloria,
  ahora y por siempre. Amén.
  
  Que esta noche sea santa, buena y pacífica,
  Te rogamos, Señor.
  Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,
  Te rogamos, Señor.
  Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,
  Te rogamos, Señor.
  Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,
  Te rogamos, Señor.
  Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.
  Te rogamos, Señor.
  Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos,  encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,
  Te rogamos, Señor.
  
  Dios omnipotente, que en lugar de Judas escogiste a tu fiel siervo  Matías para ser contado entre el número de los Doce: Concede que tu  Iglesia, librada de falsos apóstoles, sea guiada y gobernada siempre por  pastores fieles y verdaderos; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y  reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y  por siempre. Amén.
  
  Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la  fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos  gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te  suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos  en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó  por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.
  
  Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha  pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros  corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te  revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por  amor de tu Nombre. Amén.
  
  Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta  noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los  enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los  moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos,  escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.
  
  Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.
  
  Acción de Gracias en General
  Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos  tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a  nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra  creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre  todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro  Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y  te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que,  con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no  sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos  a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia,  todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien,  contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de  los siglos. Amén.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.
  
  Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas  las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a  él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los  siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21
  
  Oficio de Completas
  
  El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.
  
  Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;
  Que hizo el cielo y la tierra.
  
  Confesión
  Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:
  Hemos pecado contra ti,
  por nuestra propia culpa,
  por pensamiento, palabra y obra,
  y por lo que hemos dejado de hacer.
  Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,
  perdona nuestras ofensas
  y concédenos que te sirvamos
  en novedad de vida,
  para gloria de tu Nombre. Amén
  
  Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.
  
  Oh Dios, dígnate librarnos.
  Señor, apresúrate a socorrernos.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Salmo 4   Cum invocarem
  Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *
  cuando estaba en angustia, tú me libraste;
  ten misericordia de mí, y escucha mi oración.
  "Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *
  amarán la vanidad, y buscarán la mentira?"
  Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *
  el Señor oirá cuando yo a él clamare.
  Tiemblen y no pequen; *
  mediten en su corazón estando en su cama, y callen.
  Ofrezcan sacrificios rectos, *
  y confíen en el Señor.
  Muchos son los que dicen: "¿Quién nos mostrará el bien?" *
  Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.
  Tú diste alegría a mi corazón, *
  mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
  En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *
  porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.
  
  Salmo 134   Ecce nunc
  Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *
  los que de noche están de pie en la casa del Señor.
  Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *
  El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  El Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo,  el gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, les haga  aptos en toda obra buena para que hagan su voluntad, haciendo él en  ustedes lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la  gloria por los siglos de los siglos. Hebreos 12:20-21
  Demos gracias a Dios.
  
  Puede cantarse un himno adecuado para la noche.
  
  En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;
  Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.
  Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;
  Escóndenos bajo la sombra de tus alas.
  
  Señor, ten piedad.
  Cristo, ten piedad.
  Señor, ten piedad.
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  
  Señor, escucha nuestra oración.
  Y llegue a ti nuestro clamor.
  
  Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del  enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en  paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo  nuestro Señor. Amén.
  
  Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y  aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan  mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida  común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo
  nuestro Señor. Amén.
  
  Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.
  
  Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.
  
  Ahora despides, Señor, a tu siervo, *
  conforme a tu palabra, en paz.
  Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *
  a quien has presentado ante todos los pueblos:
  Luz para alumbrar a las naciones, *
  y gloria de tu pueblo Israel.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.
  
  Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.