Bendeciré al Señor que me aconseja; aun en las noches me enseña mi  corazón. Al Señor he puesto siempre delante de mí; porque está a mi  diestra no seré conmovido. Salmo 16:7, 8
  
  Confesión de Pecado
  Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por  pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos  dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a  nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos  arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y  perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus  caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.
  
  Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros  pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y  por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.
  
  Oh Dios, dígnate librarnos.
  Señor, apresúrate a socorrernos.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el  principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.  ¡Aleluya!
  
  Luz Alegrante   Phos hilaron
  Luz alegrante,
  claridad pura del sempiterno Padre celestial,
  Jesucristo, santo y bendito:
  
  Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,
  y nuestros ojos miran la luz vespertina,
  te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,
  Hijo y Espíritu Santo.
  
  Digno eres de ser alabado en todos los tiempos
  con voces gozosas,
  oh Hijo de Dios, Dador de la vida;
  por tanto te glorifica el universo entero.
  
  Salmo 103
  Bendice, alma mía, al Señor, *
  y todo mi ser bendiga su santo Nombre.
  Bendice, alma mía, al Señor, *
  y no olvides ninguno de sus beneficios.
  El perdona todas tus iniquidades, *
  y sana todas tus dolencias.
  El rescata del sepulcro tu vida, *
  y te corona de favor y misericordia.
  El sacia de bien tus anhelos, *
  y como el águila se renueva tu juventud.
  El Señor hace justicia, *
  y defiende a todos los oprimidos.
  Dio a conocer sus caminos a Moisés, *
  y al pueblo de Israel sus obras.
  Misericordioso y compasivo es el Señor, *
  lento para la ira y rico en clemencia.
  No nos acusará para siempre, *
  ni para siempre guardará su enojo.
  No nos ha tratado conforme a nuestros pecados, *
  ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.
  Así como se levantan los cielos sobre la tierra, *
  así se levanta su misericordia sobre sus fieles.
  Como dista el oriente del occidente, *
  así aleja de nosotros nuestras rebeliones.
  Como un padre cuida de sus hijos, *
  así cuida el Señor a los que le veneran;
  Porque él sabe de qué estamos hechos; *
  se acuerda de que no somos más que barro.
  Como la hierba son nuestros días; *
  florecemos como la flor del campo,
  Que pasa el viento por ella, y ya no existe, *
  y su lugar no la conocerá más;
  Empero la misericordia del Señor perdura para siempre
  sobre los que le veneran, *
  y su rectitud sobre los hijos de los hijos;
  Sobre los que guardan su pacto, *
  y se acuerdan de sus mandatos y los cumplen.
  El Señor estableció en los cielos su trono, *
  y su soberanía domina sobre todos.
  Bendigan al Señor, ustedes sus ángeles,
  potestades que ejecutan sus órdenes, *
  obedeciendo a la voz de su palabra.
  Bendigan al Señor, ustedes sus huestes, *
  ministros suyos que hacen su voluntad.
  Bendigan al Señor, ustedes sus obras,
  en todos los lugares de su dominio. *
  Bendice, alma mía, al Señor.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  San Juan 5:2-18
  En Jerusalén, cerca de la puerta llamada de las Ovejas, hay un estanque  que en hebreo se llama Betzatá. Tiene cinco pórticos, en los cuales se  encontraban muchos enfermos, ciegos, cojos y tullidos echados en el  suelo. Había entre ellos un hombre que estaba enfermo desde hacía  treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio allí acostado y se enteró del  mucho tiempo que llevaba así, le preguntó: "¿Quieres recobrar la salud?"  El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie que me meta en el  estanque cuando se remueve el agua. Cada vez que quiero meterme, otro lo  hace primero." Jesús le dijo: "Levántate, alza tu camilla y anda." En  aquel momento el hombre recobró la salud, alzó su camilla y comenzó a  andar. Pero como era sábado, los judíos dijeron al que había sido  sanado: "Hoy es sábado; no te está permitido llevar tu camilla." Aquel  hombre les contestó: "El que me devolvió la salud, me dijo: 'Alza tu  camilla y anda.'" Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te dijo: 'Alza  tu camilla y anda'?" Pero el hombre no sabía quién lo había sanado,  porque Jesús había desaparecido entre la mucha gente que había allí.  Después Jesús lo encontró en el templo, y le dijo: "Mira, ahora que ya  estás sano, no vuelvas a pecar, para que no te pase algo peor." El  hombre se fue y comunicó a los judíos que Jesús era quien le había  devuelto la salud. Por eso los judíos perseguían a Jesús, pues hacía  estas cosas en sábado. Pero Jesús les dijo: "Mi Padre siempre ha  trabajado, y yo también trabajo." Por esto, los judíos tenían aún más  deseos de matarlo, porque no solamente no observaba el mandato sobre el  sábado, sino que además se hacía igual a Dios al decir que Dios era su  propio Padre.
  
  Cántico de María   Magnificat
  San Lucas 1:46-55
  
  Proclama mi alma la grandeza del Señor,
  se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *
  porque ha mirado la humillación de su esclava.
  Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *
  porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
  su Nombre es santo.
  Su misericordia llega a sus fieles, *
  de generación en generación.
  El hace proezas con su brazo; *
  dispersa a los soberbios de corazón.
  Derriba del trono a los poderosos, *
  y enaltece a los humildes.
  A los hambrientos los colma de bienes, *
  y a los ricos despide vacíos.
  Auxilia a Israel, su siervo, *
  acordándose de la misericordia,
  Como lo había prometido a nuestros padres, *
  en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Credo de los Apóstoles
  Creo en Dios Padre todopoderoso,
  creador del cielo y de la tierra.
  Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
  Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
  y nació de la Virgen María.
  Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
  Fue crucificado, muerto y sepultado.
  Descendió a los infiernos.
  Al tercer día resucitó de entre los muertos.
  Subió a los cielos,
  y está sentado a la diestra de Dios Padre.
  Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
  Creo en el Espíritu Santo,
  la santa Iglesia católica,
  la comunión de los santos,
  el perdón de los pecados,
  la resurrección de los muertos,
  y la vida eterna. Amén.
  
  Plegarias
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  Porque tuyo es el reino,
  tuyo es el poder,
  y tuya es la gloria,
  ahora y por siempre. Amén.
  
  Que esta noche sea santa, buena y pacífica,
  Te rogamos, Señor.
  Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,
  Te rogamos, Señor.
  Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,
  Te rogamos, Señor.
  Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,
  Te rogamos, Señor.
  Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.
  Te rogamos, Señor.
  Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos,  encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,
  Te rogamos, Señor.
  
  Señor Dios, cuyo Hijo nuestro Salvador Jesucristo triunfó sobre los  poderes de la muerte, y nos preparó un lugar en la nueva Jerusalén:  Concede que nosotros, los que hoy te hemos dado gracias por su  resurrección, te alabemos en esa Ciudad en donde él es la luz, y donde  vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Danos gracia, Señor, para responder prestamente al llamamiento de  nuestro Salvador Jesucristo y proclamar las Buenas Nuevas de su  salvación a todos los pueblos; para que nosotros, y todo el mundo,  percibamos la gloria de sus obras maravillosas; quien vive y reina  contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.  Amén.
  
  Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la  fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos  gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te  suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos  en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó  por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.
  
  Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha  pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros  corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te  revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por  amor de tu Nombre. Amén.
  
  Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta  noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los  enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los  moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos,  escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.
  
  Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.
  
  Acción de Gracias en General
  Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos  tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a  nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra  creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre  todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro  Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y  te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que,  con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no  sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos  a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia,  todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien,  contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de  los siglos. Amén.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.
  
  Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas  las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a  él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los  siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21
  
  Oficio de Completas
  
  El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.
  
  Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;
  Que hizo el cielo y la tierra.
  
  Confesión
  Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:
  Hemos pecado contra ti,
  por nuestra propia culpa,
  por pensamiento, palabra y obra,
  y por lo que hemos dejado de hacer.
  Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,
  perdona nuestras ofensas
  y concédenos que te sirvamos
  en novedad de vida,
  para gloria de tu Nombre. Amén
  
  Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.
  
  Oh Dios, dígnate librarnos.
  Señor, apresúrate a socorrernos.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el  principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.  ¡Aleluya!
  
  Salmo 31  In te, Domine, speravi
  En ti, oh Señor, he esperado; *
  no sea yo avergonzado jamás;
  líbrame en tu justicia.
  Inclina a mí tu oído; *
  apresúrate a librarme.
  Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;
  porque tú eres mi risco y mi castillo; *
  por tu Nombre me guiarás y me encaminarás.
  Me sacarás de la red que han escondido para mí, *
  pues tú eres mi refugio.
  En tu mano encomiendo mi espíritu; *
  tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.
  
  Salmo 134   Ecce nunc
  Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *
  los que de noche están de pie en la casa del Señor.
  Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *
  El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré  descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso  y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi  yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30
  Demos gracias a Dios.
  
  Puede cantarse un himno adecuado para la noche.
  
  En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;
  Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.
  Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;
  Escóndenos bajo la sombra de tus alas.
  
  Señor, ten piedad.
  Cristo, ten piedad.
  Señor, ten piedad.
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  
  Señor, escucha nuestra oración.
  Y llegue a ti nuestro clamor.
  
  Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del  enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en  paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo  nuestro Señor. Amén.
  
  Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y  aun nuestra propia vida: Vela, :le día y de noche, por los que trabajan  mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida  común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo
  nuestro Señor. Amén.
  
  Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.
  
  Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.
  
  Ahora despides, Señor, a tu siervo, *
  conforme a tu palabra, en paz.
  Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *
  a quien has presentado ante todos los pueblos:
  Luz para alumbrar a las naciones, *
  y gloria de tu pueblo Israel.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.
  
  Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.