Ya no son extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Efesios 2:19
  
  Invitatorio y Salterio
  
  Señor, abre nuestros labios.
  Y nuestra boca proclamará tu alabanza.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el  principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.  ¡Aleluya!
  
  Adoren al Señor en la hermosura de la santidad: vengan y adorémosle.
  
  Venite Salmo 95:1-7
  Vengan, cantemos alegremente al Señor; *
  aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.
  Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *
  vitoreándole con cánticos;
  Porque el Señor es Dios grande, *
  y Rey grande sobre todos los dioses.
  En su mano están las profundidades de la tierra, *
  y las alturas de los montes son suyas.
  Suyo el mar, pues él lo hizo, *
  y sus manos formaron la tierra seca.
  Vengan, adoremos y postrémonos; *
  arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;
  Porque él es nuestro Dios;
  nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *
  ¡Ojalá escuchen hoy su voz!
  
  Salmo 116
  Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mi súplica; *
  porque ha inclinado a mí su oído, siempre que le invoco.
  Ligaduras de muerte me enredaron;
  me alcanzaron las garras de la tumba; *
  hallé angustia y dolor.
  Entonces invoqué el Nombre del Señor: *
  "Oh Señor, dígnate salvar mi vida".
  Clemente es el Señor y justo; *
  sí, misericordioso es nuestro Dios.
  El Señor guarda a los inocentes; *
  estaba yo postrado, y me salvó.
  Vuelve, oh alma mía, a tu reposo; *
  porque el Señor te ha hecho bien;
  Pues tú has librado mi vida de la muerte, *
  mis ojos de lágrimas y mis pies de la caída.
  Caminaré en la presencia del Señor, *
  en el país de los vivientes.
  Tenía fe, aun cuando dije:
  "Estoy afligido en gran manera". *
  En mi angustia dije: "En nadie se puede fiar".
  ¿Cómo pagaré al Señor *
  por todos sus beneficios para conmigo?
  Alzaré la copa de la salvación, *
  e invocaré el Nombre del Señor.
  Pagaré mis votos al Señor *
  delante de todo su pueblo.
  Preciosa a los ojos del Señor, *
  es la muerte de sus siervos.
  Oh Señor, yo soy tu siervo; siervo tuyo soy, hijo de tu sierva; *
  me has librado de mis prisiones.
  Te ofreceré el sacrificio de alabanza, *
  e invocaré el Nombre del Señor.
  Pagaré mis votos al Señor *
  delante de todo su pueblo,
  En los atrios de la casa del Señor, *
  en medio de ti, oh Jerusalén. ¡Aleluya!
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Las Lecciones
  
  Sofonías 3:14-20
  ¡Canta, ciudad de Sión! 
  ¡Da voces de alegría, pueblo de Israel! 
  ¡Alégrate, Jerusalén, 
  alégrate de todo corazón! 
  El Señor ha retirado la sentencia contra ti 
  y ha rechazado a tus enemigos. 
  El Señor, el Rey de Israel, está en medio de ti: 
  ya no tendrás que temer mal alguno. 
  En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: 
  "¡No tengas miedo, Sión, 
  ni dejes que tus manos queden sin fuerzas!" 
  El Señor tu Dios está en medio de ti; 
  ¡él es poderoso, y te salvará! 
  El Señor estará contento de ti. 
  Con su amor te dará nueva vida; 
  en su alegría cantará 
  como en día de fiesta.
  Dice el Señor: 
  "Yo te libraré entonces del mal que te amenace, 
  de la vergüenza que pese sobre ti. 
  En aquel tiempo actuaré 
  en contra de todos los que te oprimen. 
  Ayudaré a la oveja que cojea 
  y recogeré a la extraviada; 
  convertiré en honor y fama, 
  en toda la tierra, 
  los desprecios que les hicieron. 
  En aquel tiempo 
  los traeré a ustedes, los reuniré; 
  haré que cambie su suerte, 
  y les daré fama y honor 
  entre todos los pueblos de la tierra. 
  Yo, el Señor, lo he dicho."
  
  Segundo Cántico de Isaías    Quaerite Dominum
  Isaías 55:6-11
  
  Busquen al Señor mientras se deja encontrar; *
  llámenle mientras se acerca.
  Dejen los malos su camino, *
  y los inicuos sus pensamientos.
  Vuélvanse al Señor, y tendrá compasión de ellos, *
  a nuestro Dios, porque es rico en perdón.
  Pues mis pensamientos no son sus pensamientos, *
  ni sus caminos, mis caminos, dice el Señor.
  Porque así como los cielos son más altos que la tierra, *
  así mis caminos son más altos que sus caminos,
  y mis pensamientos más que sus pensamientos.
  Como la lluvia y la nieve descienden del firmamento, *
  y no vuelven allá sin empapar la tierra,
  Haciéndola germinar y crecer, *
  y produciendo simiente al sembrador y pan al que come,
  Así será mi palabra, la que sale de mi boca: *
  no regresará a mi vacía;
  Sino que realizará mi propósito, *
  y cumplirá aquello para lo cual la envié.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  San Marcos 15:37 - 16:7
  Pero Jesús dio un fuerte grito, y murió. Y el velo del templo se rasgó  en dos, de arriba abajo. El capitán romano, que estaba frente a Jesús,  al ver que este había muerto, dijo: "Verdaderamente este hombre era Hijo  de Dios." También había algunas mujeres mirando de lejos; entre ellas  estaban María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y  Salomé. Estas mujeres habían seguido a Jesús y lo habían ayudado cuando  él estaba en Galilea. Además había allí muchas otras que habían ido con  él a Jerusalén. Como ese era día de preparación, es decir, víspera del  sábado, y ya era tarde, José, natural de Arimatea y miembro importante  de la Junta Suprema, el cual también esperaba el reino de Dios, se  dirigió con decisión a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato,  sorprendido de que ya hubiera muerto, llamó al capitán para preguntarle  cuánto tiempo hacía de ello. Cuando el capitán lo hubo informado, Pilato  entregó el cuerpo a José. Entonces José compró una sábana de lino, bajó  el cuerpo y lo envolvió en ella. Luego lo puso en un sepulcro excavado  en la roca, y tapó la entrada del sepulcro con una piedra. María  Magdalena y María la madre de José, miraban dónde lo ponían. Pasado el  sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago, y Salomé, compraron  perfumes para perfumar el cuerpo de Jesús. Y el primer día de la semana  fueron al sepulcro muy temprano, apenas salido el sol, diciéndose unas a  otras: "¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?" Pero,  al mirar, vieron que la piedra ya no estaba en su lugar. Esta piedra  era muy grande. Cuando entraron en el sepulcro vieron, sentado al lado  derecho, a un joven vestido con una larga ropa blanca. Las mujeres se  asustaron, pero él les dijo: "No se asusten. Ustedes buscan a Jesús de  Nazaret, el que fue crucificado. Ha resucitado; no está aquí. Miren el  lugar donde lo pusieron. Vayan y digan a sus discípulos, y a Pedro: 'Él  va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán, tal como les  dijo.'"
  
  Cántico al Cordero    Dignus es
  Apocalipsis 4:11; 5:9-10, 13
  
  Digno es, Señor nuestro Dios, *
  atribuirte la gloria, el honor y el poder;
  Porque tú has creado el universo, *
  y por tu voluntad existió y fue creado.
  Y digno es atribuir lo mismo a ti, Cordero inmolado, *
  porque con tu sangre compraste para Dios,
  De toda raza, lengua, pueblo y nación, *
  un reino de sacerdotes para servir a nuestro Dios.
  Por tanto, al que está sentado en el trono, *
  y a Cristo el Cordero,
  Sean adoración y honor, gloria y señorío, *
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Credo de los Apóstoles
  Creo en Dios Padre todopoderoso,
  creador del cielo y de la tierra.
  Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
  Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
  y nació de la Virgen María.
  Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
  Fue crucificado, muerto y sepultado.
  Descendió a los infiernos.
  Al tercer día resucitó de entre los muertos.
  Subió a los cielos,
  y está sentado a la diestra de Dios Padre.
  Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
  Creo en el Espíritu Santo,
  la santa Iglesia católica,
  la comunión de los santos,
  el perdón de los pecados,
  la resurrección de los muertos,
  y la vida eterna. Amén.
  
  Plegarias
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  Porque tuyo es el reino,
  tuyo es el poder,
  y tuya es la gloria,
  ahora y por siempre. Amén.
  
  A
  Señor, muéstranos tu misericordia;
  Y concédenos tu salvación.
  Reviste a tus ministros de justicia;
  Que cante tu pueblo de júbilo.
  Establece, Señor, la paz en todo el mundo;
  Porque sólo en ti vivimos seguros.
  Protege, Señor, a esta nación;
  Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.
  Que se conozcan en la tierra tus caminos;
  Y entre los pueblos tu salvación.
  Señor, que no se olvide a los necesitados;
  Ni se arranque la esperanza a los pobres.
  Señor, crea en nosotros un corazón limpio;
  Y susténtanos con tu Santo Espíritu.
  
  Dios omnipotente, cuyo bendito Hijo restauró a María Magdalena a la  salud de cuerpo y mente, y la llamó a ser testigo de su resurrección:  Concede, en tu misericordia, que por tu gracia seamos sanados de todas  nuestras enfermedades y te conozcamos en el poder de la vida perdurable  de Cristo; que contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios,  ahora y por siempre. Amén.
  
  Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no ascendió al gozo de tu  presencia sin antes padecer, ni entró en gloria sin antes ser  crucificado: Concédenos, por tu misericordia, que nosotros, caminando  por la vía de la cruz, encontremos que ésta es la vía de la vida y de la  paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
  
  Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida  eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes  siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados  en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el  poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
  
  Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel  madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo  salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo  nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y  amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.
  
  Puede seguir intercesiones y acciones de gracias
  
  Oración de San Juan Crisóstomo
  Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento,  a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado  Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre,  tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y  peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el  conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.
  
  La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del  Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14
  
  
  Oficio para el Mediodía
  
  Oh Dios, dígnate librarnos.
  Señor, apresúrate a socorrernos.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el  principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.  ¡Aleluya!
  
  Salmo 121   Levavi oculos
  Levanto mis ojos a los montes; *
  ¿de dónde vendrá mi socorro?
  Mi socorro viene del Señor, *
  que hizo los cielos y la tierra.
  No permitirá que resbale tu pie, *
  ni se dormirá el que te guarda.
  He aquí, el que guarda a Israel *
  no se adormecerá ni dormirá.
  El Señor es tu guardián, *
  el Señor es tu sombra a tu diestra.
  El sol no te hará daño de día, *
  ni la luna de noche.
  El Señor te guardará de todo mal; *
  él guardará tu vida.
  El Señor guardará tu salida y tu entrada, *
  desde ahora y para siempre.
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron;  he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos  reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la  reconciliación. 2 Corintios 5:17-18
  Demos gracias a Dios.
  
  Demos gracias a Dios.
  Señor, ten piedad.
  Cristo, ten piedad.
  Señor, ten piedad.
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  
  Señor, escucha nuestra oración;
  Y llegue a ti nuestro clamor.
  
  Salvador todopoderoso, que al mediodía llamaste a tu siervo San Pablo  para ser un apóstol a los gentiles: Te rogamos que ilumines al mundo con  el resplandor de tu gloria, para que todas las naciones vengan y te  adoren; tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Se puede ofrecer intercesiones libres.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.