Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1
  
  Invitatorio y Salterio
  
  Señor, abre nuestros labios.
  Y nuestra boca proclamará tu alabanza.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el  principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.  ¡Aleluya!
  
  La misericordia del Señor es para siempre: vengan y adorémosle.
  
  Jubilate Salmo 100
  Regocíjense en el Señor, pueblos todos; *
  sirvan al Señor con alegría;
  vengan ante su presencia con cánticos.
  Sepan que el Señor es Dios; *
  él nos hizo y somos suyos,
  su pueblo y ovejas de su rebaño.
  Entren por sus puertas con acción de gracias,
  en sus atrios con alabanza; *
  denle gracias, y bendigan su Nombre;
  Porque el Señor es bueno;
  para siempre es su misericordia; *
  su fidelidad perdura de generación en generación.
  
  Salmo 118
  Den gracias al Señor, porque él es bueno; *
  para siempre es su misericordia.
  Diga ahora Israel: *
  "Para siempre es su misericordia".
  Diga ahora la casa de Aarón: *
  "Para siempre es su misericordia".
  Digan ahora los que veneran al Señor: *
  "Para siempre es su misericordia".
  En mi angustia invoqué al Señor; *
  me respondió el Señor, poniéndome a salvo.
  El Señor está a mi lado; por tanto, no temeré; *
  ¿quién podrá dañarme?
  El Señor está a mi lado para ayudarme; *
  triunfaré sobre los que me odian.
  Mejor es refugiarse en el Señor, *
  que fiarse de los mortales.
  Mejor es refugiarse en el Señor, *
  que fiarse de los príncipes.
  Todos los impíos me rodean; *
  en el nombre del Señor les rechazaré.
  Me rodean por todas partes; *
  en el nombre del Señor les rechazaré.
  Me rodean como enjambre de abejas;
  arden como fuego de espinas; *
  en el nombre del Señor les rechazaré.
  Me empujaban con violencia para que cayese, *
  pero el Señor me ayudó.
  Mi fuerza y mi refugio es el Señor, *
  y él me ha sido por salvación.
  Hay voz de júbilo y victoria *
  en las tiendas de los justos:
  "¡La diestra del Señor ha triunfado!  *
  ¡La diestra del Señor es excelsa!
  ¡La diestra del Señor ha triunfado!"
  No he de morir, sino que viviré. *
  y contaré las hazañas del Señor.
  Me castigó gravemente el Señor, *
  mas no me entregó a la muerte.
  Abranme las puertas de justicia; *
  entraré por ellas, y daré gracias al Señor.
  "Esta es la puerta del Señor; *
  por ella entrarán los justos".
  Daré gracias porque me respondiste, *
  y me has sido de salvación.
  La misma piedra que desecharon los edificadores, *
  ha venido a ser la cabeza del ángulo.
  Esto es lo que ha hecho el Señor, *
  y es maravilloso a nuestros ojos.
  Este es el día en que actuó el Señor; *
  regocijémonos y alegrémonos en él.
  ¡Hosanna, oh Señor, hosanna! *
  Señor, danos ahora la prosperidad.
  Bendito el que viene en nombre del Señor; *
  desde la casa del Señor le bendecimos.
  Dios es el Señor; nos ha iluminado; *
  formen una procesión con ramos
  hasta los cuernos del altar.
  "Tú eres mi Dios; te daré gracias; *
  tú eres mi Dios; te ensalzaré".
  Den gracias al Señor porque es bueno; *
  para siempre es su misericordia.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Las Lecciones
  
  1 Samuel 10:1-16
  Entonces Samuel tomó un recipiente con aceite y, derramándolo sobre la  cabeza de Saúl, lo besó y le dijo: "El Señor te consagra hoy gobernante  de Israel, su pueblo. Tú lo gobernarás y lo librarás de los enemigos que  lo rodean. Y esta será la prueba de que el Señor te ha declarado  gobernante de su pueblo: Ahora que te separas de mí, encontrarás dos  hombres cerca de la tumba de Raquel, en Selsah, en el territorio de  Benjamín. Ellos te dirán que ya se han encontrado las asnas que  buscabas, y que tu padre ya no está preocupado por ellas sino por  ustedes, y se pregunta qué puede hacer por ti. Más adelante, cuando  llegues a la encina de Tabor, saldrán a tu encuentro tres hombres que  suben a Betel para adorar a Dios. Uno llevará tres chivos, otro tres  panes, y el tercero un cuero de vino. Te saludarán y te ofrecerán dos  panes. Acéptalos. Después llegarás a Guibeá de Dios, donde hay una  guarnición filistea. Al entrar en la ciudad, te encontrarás con un grupo  de profetas en trance, que bajan del santuario. Delante de ellos irá  gente tocando salterios, panderos, flautas y arpas. Entonces el espíritu  del Señor se apoderará de ti, y caerás en trance como ellos, y te  transformarás en otro hombre. Cuando te ocurran estas cosas, haz lo que  creas conveniente, que Dios te ayudará. Y adelántate a Guilgal, donde yo  me reuniré contigo más tarde para ofrecer holocaustos y sacrificios de  reconciliación. Espera allí siete días, hasta que yo llegue y te indique  lo que tienes que hacer." Tan pronto como Saúl se despidió de Samuel  para irse, Dios le cambió el corazón; y aquel mismo día se cumplieron  todas las señales. Después, cuando Saúl y su criado llegaron a Guibeá,  el grupo de profetas en trance les salió al encuentro. Entonces el  espíritu de Dios se apoderó de Saúl, y este cayó en trance profético,  como ellos. Pero todos los que lo conocían de antes, al verlo caer en  trance junto con los profetas, se decían unos a otros: "¿Qué le ha  pasado al hijo de Quis? ¿También Saúl es uno de los profetas?" Uno de  allí añadió: "¿Y quién es el padre de ellos?" De ahí viene el refrán:  "¿También Saúl es uno de los profetas?" Pasado el trance profético, Saúl  llegó a su casa. Y su tío les preguntó a él y a su criado: "¿A dónde  fueron?" Saúl respondió: "A buscar las asnas. Pero viendo que no  aparecían, fuimos a ver a Samuel." El tío de Saúl contestó: "¿Y qué les  dijo Samuel? Cuéntamelo, por favor." Saúl respondió a su tío: "Nos dijo  claramente que ya habían encontrado las asnas." Pero Saúl no le mencionó  nada del asunto del reino, del cual le había hablado Samuel.
  
  Cántico de Zacarías    Benedictus Dominus Deus
  San Lucas 1:68-79
  
  Bendito sea el Señor, Dios de Israel, *
  porque ha visitado y redimido a su pueblo,
  Suscitándonos un poderoso Salvador *
  en la casa de David su siervo,
  Según lo había predicho desde antiguo *
  por boca de sus santos profetas.
  Es el Salvador que nos libra de nuestros enemigos,
  y de la mano de todos los que nos odian,
  Realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, *
  recordando su santa alianza
  y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán;
  Para concedernos que, libres de temor,
  arrancados de la mano de los enemigos, *
  le sirvamos con santidad y justicia
  en su presencia, todos nuestros días.
  Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, *
  porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, *
  Anunciando a su pueblo la salvación, *
  el perdón de sus pecados.
  Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, *
  nos visitará el sol que nace de lo alto,
  Para iluminar a los que viven en tinieblas y
  en sombra de muerte, *
  para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Romanos 4:13-25
  Pues Dios prometió a Abraham y a sus descendientes que recibirían el  mundo como herencia; pero esta promesa no estaba condicionada al  cumplimiento de la ley, sino a la justicia que se basa en la fe. Pues si  los que han de recibir la herencia son los que se basan en la ley,  entonces la fe resultaría cosa inútil y la promesa de Dios perdería su  valor. Porque la ley trae castigo; pero donde no hay ley, tampoco hay  faltas contra la ley.
  Por eso, para que la promesa hecha a Abraham conservara su valor para  todos sus descendientes, fue un don gratuito, basado en la fe. Es decir,  la promesa no es solamente para los que se basan en la ley, sino  también para todos los que se basan en la fe, como Abraham. De esa  manera, él viene a ser padre de todos nosotros, como dice la Escritura:  "Te he hecho padre de muchas naciones." Este es el Dios en quien Abraham  creyó, el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que aún no  existen. Cuando ya no había esperanza, Abraham creyó y tuvo esperanza, y  así vino a ser "padre de muchas naciones", conforme a lo que Dios le  había dicho: "Así será el número de tus descendientes." La fe de Abraham  no se debilitó, aunque ya tenía casi cien años de edad y se daba cuenta  de que tanto él como Sara ya estaban casi muertos, y que eran demasiado  viejos para tener hijos. No dudó ni desconfió de la promesa de Dios,  sino que tuvo una fe más fuerte. Alabó a Dios, plenamente convencido de  que Dios tiene poder para cumplir lo que promete. Por eso, Dios le tuvo  esto en cuenta y lo reconoció como justo. Y esto de que Dios se lo tuvo  en cuenta, no se escribió solamente de Abraham; se escribió también de  nosotros. Pues Dios también nos tiene en cuenta la fe, si creemos en  aquel que resucitó a Jesús, nuestro Señor, que fue entregado a la muerte  por nuestros pecados y resucitado para hacernos justos.
  
  Te Deum   Te Deum laudamus
  
  A ti, como Dios, te alabamos;
  a ti, Señor, te reconocemos;
  a ti, eterno Padre, te venera toda la tierra.
  Los ángeles todos, los cielos y todas
  las potestades te honran;
  los querubines y serafines te cantan sin cesar:
  Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
  Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
  A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
  la multitud admirable de los profetas,
  la brillante muchedumbre de los mártires.
  A ti te glorifica la santa Iglesia por todo el orbe;
  A ti, Padre de majestad inmensa,
  a tu adorable, verdadero y único Hijo,
  también al Espíritu Santo, el Paráclito.
  Tú eres el Rey de la gloria, oh Cristo;
  tú eres el Hijo único del Padre;
  tú, al hacerte hombre para salvarnos,
  no desdeñaste el seno de la Virgen.
  Tú, quebrantando el aguijón de la muerte,
  abriste a los creyentes el reino del cielo.
  Tú estás sentado a la derecha del Padre.
  Creemos que un día has de venir como juez.
  Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
  a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
  Haz que en la gloria eterna
  nos contemos entre tus santos.
  
  Credo de los Apóstoles
  Creo en Dios Padre todopoderoso,
  creador del cielo y de la tierra.
  Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
  Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
  y nació de la Virgen María.
  Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
  Fue crucificado, muerto y sepultado.
  Descendió a los infiernos.
  Al tercer día resucitó de entre los muertos.
  Subió a los cielos,
  y está sentado a la diestra de Dios Padre.
  Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
  Creo en el Espíritu Santo,
  la santa Iglesia católica,
  la comunión de los santos,
  el perdón de los pecados,
  la resurrección de los muertos,
  y la vida eterna. Amén.
  
  Plegarias
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  Porque tuyo es el reino,
  tuyo es el poder,
  y tuya es la gloria,
  ahora y por siempre. Amén.
  
  A
  Señor, muéstranos tu misericordia;
  Y concédenos tu salvación.
  Reviste a tus ministros de justicia;
  Que cante tu pueblo de júbilo.
  Establece, Señor, la paz en todo el mundo;
  Porque sólo en ti vivimos seguros.
  Protege, Señor, a esta nación;
  Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.
  Que se conozcan en la tierra tus caminos;
  Y entre los pueblos tu salvación.
  Señor, que no se olvide a los necesitados;
  Ni se arranque la esperanza a los pobres.
  Señor, crea en nosotros un corazón limpio;
  Y susténtanos con tu Santo Espíritu.
  
  Oh Dios, tú nos alegras con el recuerdo semanal de la gloriosa  resurrección de tu Hijo nuestro Señor: Concédenos tal bendición en este  día, mediante nuestra adoración, que ocupemos todos los días de esta  semana en tu favor; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
  
  Dios todopoderoso, has edificado tu Iglesia sobre el fundamento de los  apóstoles y profetas siendo Jesucristo mismo la piedra angular:  Concédenos que estemos unidos en espíritu por su enseñanza, de tal modo  que lleguemos a ser un templo santo aceptable a ti; por Jesucristo  nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo  Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
  
  Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida  eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes  siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados  en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el  poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
  
  Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel  madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo  salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo  nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y  amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.
  Puede seguir intercesiones y acciones de gracias
  
  Oración de San Juan Crisóstomo
  Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento,  a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado  Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre,  tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y  peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el  conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.
  
  La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del  Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14
  
  
  Oficio para el Mediodía
  
  Oh Dios, dígnate librarnos.
  Señor, apresúrate a socorrernos.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el  principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.  ¡Aleluya!
  
  Salmo 119    Lucerna pedibus meis
  
  Lámpara es a mis pies tu palabra, *
  y lumbrera en mi camino.
  He jurado y estoy resuelto *
  a guardar tus rectos juicios.
  Afligido estoy en gran manera; *
  vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.
  Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *
  y enséñame tus juicios.
  Mi vida está siempre en peligro; *
  por tanto no olvido tu ley.
  Me tendieron lazo los malvados, *
  pero yo no me desvié de tus mandamientos.
  Son tus decretos mi herencia eterna, *
  en verdad, el gozo de mi corazón.
  Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *
  eternamente y hasta el fin.
  
  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
  como era en el principio, ahora y siempre,
  por los siglos de los siglos. Amén.
  
  El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5
  Demos gracias a Dios.
  
  Demos gracias a Dios.
  Señor, ten piedad.
  Cristo, ten piedad.
  Señor, ten piedad.
  
  Padre nuestro que estás en el cielo,
  santificado sea tu Nombre,
  venga tu reino,
  hágase tu voluntad,
  en la tierra como en el cielo.
  Danos hoy nuestro pan de cada día.
  Perdona nuestras ofensas,
  como también nosotros perdonamos
  a los que nos ofenden.
  No nos dejes caer en tentación
  y líbranos del mal.
  
  Señor, escucha nuestra oración;
  Y llegue a ti nuestro clamor.
  
  Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, "La paz les dejo, mi paz  les doy": No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y  concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el  Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.
  
  Se puede ofrecer intercesiones libres.
  
  Bendigamos al Señor.
  Demos gracias a Dios.