1 Reyes 18:41-19:8
1 Reyes 18
41 Después Elías dijo a Ahab:
--Vete a comer y beber, porque ya se oye el ruido del aguacero.
42 Ahab se fue a comer y beber. Pero Elías subió a lo alto del monte Carmelo y, arrodillándose en el suelo, se inclinó hasta poner la cara entre las rodillas, 43 dijo a su criado:
--Ve y mira hacia el mar.
Él fue y miró, y luego dijo:
--No hay nada.
Pero Elías le ordenó:
--Vuelve siete veces.
44 La séptima vez el criado dijo:
--¡Allá, subiendo del mar, se ve una nubecita del tamaño de una mano!
Entonces Elías le dijo:
--Ve y dile a Ahab que enganche su carro y se vaya antes que se lo impida la lluvia.
45 Ahab subió a su carro y se fue a Jezreel. Mientras tanto, el cielo se oscureció con nubes y viento, y cayó un fuerte aguacero. 46 En cuanto a Elías, el Señor le dio fuerzas; y luego de arreglarse la ropa, corrió hasta Jezreel y llegó antes que Ahab.1 Reyes 19
1 Ahab contó a Jezabel todo lo que Elías había hecho y cómo había degollado a todos los profetas de Baal. 2 Entonces Jezabel mandó un mensajero a decirle a Elías: "¡Si tú eres Elías, yo soy Jezabel! Y que los dioses me castiguen duramente, si mañana a esta hora no he hecho contigo lo mismo que tú hiciste con esos profetas."
3 Elías se dio cuenta de que corría peligro, y para salvar su vida se fue a Beerseba, que pertenece a Judá, y allí dejó a su criado. 4 Luego él se fue hacia el desierto, y caminó durante un día, hasta que finalmente se sentó bajo una retama. Era tal su deseo de morirse, que dijo: "¡Basta ya, Señor! ¡Quítame la vida, pues yo no soy mejor que mis padres!"
5 Y se acostó allí, bajo la retama, y se quedó dormido. Pero un ángel llegó, y tocándolo le dijo: "Levántate y come."
6 Elías miró a su alrededor, y vio que cerca de su cabecera había una torta cocida sobre las brasas y una jarra de agua. Entonces se levantó, y comió y bebió; después se volvió a acostar. 7 Pero el ángel del Señor vino por segunda vez, y tocándolo le dijo: "Levántate y come, porque si no el viaje sería demasiado largo para ti."
8 Elías se levantó, y comió y bebió. Y aquella comida le dio fuerzas para caminar cuarenta días y cuarenta noches hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.